Blog de Bienestar de Alma Vida

6- El Regalo de volver a Empezar

🗽Te cuento el viaje de mi vida, de invitada a protagonista.

Me toca contarte sobre mi y cómo llegue hasta acá.

Desde ya te digo, que no fue un camino recto, fácil ni lleno de claridad, más bien todo lo contrario.

¿Y “por qué” quiero contarlo? Porque creo que te puede servir, por un lado, para conocerme mejor y por otro para que la historia te sirva de inspiración a dar ese paso que podes estar queriendo dar y no te animas.


Comencemos por el principio.

Mi nombre es Marisa Elizabeth Völker, y nací en Gran Buenos Aires, en un barrio alejado y en una familia trabajadora, de clase media. Por trabajadora te digo “muyyyy trabajadadora, con trabajo duro y agotador, y por clase media te digo ("media" ajustadísima). Duro, con limitaciones, pero con dos padres que no les temían a levantarse las mangas y seguir trabajando en el barro, sin educación, pero super inteligentes financieramente, así que comenzaron a invertir en cuanto pudieron. 

Así que cuando yo tendría unos 10 años compraron un terreno en un lugar más alejado, donde construyeron una casa de fin de semana con pileta y todo. De mis amigos todos de la misma situación económica, yo era la excepción porque teníamos esta casa para invitarlos cada tanto, además a los 15 años me regalaron una motocicleta y así llevaba y traía a todo el mundo. En verano todos querían ser mis amigos, aunque en invierno no me pasaban registro, excepto cuando necesitaban algo.


Así que mis padres no querían para nada a mis amigos. Se habían dado cuenta que me querían por interés, yo y en ese momento no lo entendía, y me enojaba. Años después lo comprendí.

Mi autoestima no era para nada buena, y no era una persona segura.

Otra cosa que me diferenciaba es que me encantaba leer libros de Autoayuda, y en ese momento era fan de Leo Buscaglia (conocido como Dr. Amor), tenía varios de sus libros y los usaba mucho para escribir cartas con frases y apoyo para quien lo necesitaba. Siempre había alguna compañera o amiga que estaba triste o le pasaba algo.

Era la época en que volvía loco a mi médico japones, porque iba cada semana a hablar con él con cualquier excusa. 

Para este momento mis nervios, mi sentimiento de no ser suficiente y de no encajar se comenzaron a poner fuertes, y me dan “nervios al estómago” como me dijo -según recuerdo- el médico, y él me enseño a respirar para aliviar esos estados que hasta fiebre me daban frente a algunas situaciones.

Para ese momento ya era un hecho:  Yo era rara, y además me lo pasaba diciendo y pensando en que me quería morir.  Incluso ya llegados los primeros años de la Universidad, comencé con una psicóloga, y termine dejando el tratamiento porque le estaba haciendo daño a ella al no saber que hacer por mis pensamientos. No entendió nunca que yo no me quería suicidar, porque le tenía miedo a 2 cosas: 

1- A el dolor 
2- A reencarnar con una vida aún peor (según había leído).  Así que no me iba a arriesgar.

Vale aclarar:  mi vida no era mala, solo que yo sufría y lloraba a diario en mi habitación. Sentía que la vida era muy difícil, muy dura.

Acabo de mencionar más arriba la Universidad. Si, no me sentía lista para estudiar en la Universidad Publica (UBA), así que fui a una Universidad privada (Universidad de Morón), busqué entre las carreras que tenía y estudié turismo. 

Y me gradué, primero de Guía Nacional de Turismo y luego de Licenciada. Y comencé a trabajar muy desde abajo en turismo, aunque en poco tiempo ya estaba trabajando en una agencia y años después abrí mi propia agencia.  Además ya estaba viviendo en la ciudad.

Pero siento que nunca fui feliz, nunca me sentía plena y siempre teniendo que hacer mucho esfuerzo para ser o para encajar. Eso sumado a una profesión cada vez más estresante en la que era casi esclava de la oficina, y no viajaba nada (al contrario de lo que se puede pensar).  Todo eso hizo que cayera más y más en picada.

Cuando el Estrés calo profundo en toda mi vida ya sentía que no tenía fuerzas para nada.

Me había comprado una casa y estaba en plena re-construcción.  En ese momento acepte la ayuda de un amigo -alguien que conocí en las redes y parecía buenísimo-.  Lo que me faltaba, un “psicópata enfermo” que termino por llevarme al fondo.

Y fue bueno, porque más no podía caer.

En el peor de los estados y habiendo logrado sacarme al psicópata de encima, busque una psicóloga -que abandone rápidamente porque parecía ella necesitaba más ayuda que yo-, y rapidamente encontré mi primera Maestra de Meditación.  Yo entendí que el problema era YO.  Si no cambiaba iba a seguir sin una vida.

Y así comenzo un cambio.  Semanas después aprendí Reiki. Todo esto para volver a recuperar mi vida.

Parecía que las cosas comenzaban a mejorar, cuando un fin de semana entraron ladrones en mi oficina y se llevaron todo.

Ok, ¿ahora qué?
Me tome ese mes para pensar y decidí cerrar mi empresa, y enfocarme en seguir aprendiendo, para enseñar y compartir todo esto que hoy hago.


Ahí me pasaron dos cosas:
1- Entendí que yo no era “Licenciada en turismo Marisa Völker”, yo era “Marisa Völker” sin etiquetas, y que podía ser lo que yo quisiera ser, y cambiar cuando quiera.

2- Qué a mucha gente le pasaba lo que a mí, de sentirse atrapados, por miedo, por no tener el control de sus propias vidas debido al qué dirán y las emociones convulsionadas, el estar siempre corriendo para no quedarse atrás y especialmente por encajar.
No tenemos que encajar, eso nos agota y nos lastima. Somos lo que somos y eso ya es maravilloso. 

Decidi que quería aprender más y ayudar a las personas a conectar con mejores herramientas, para estar bien y vivir la vida en vez de sobrevivir.

Ahí comenzó una nueva vida.


Curso tras curso fui encontrándome, descubriendo nuevas formas y desafiándome.

No es fácil, pero cuando lo elegimos lo hacemos con ganas.
Dejamos de seguir el camino marcado por otros, y eso es Libertad. Y en ese proceso, paso a paso, comenzar a sanar. Eso me paso a mí.

Y por eso me encanta el concepto taoísta de comenzar cada día con tu Bastidor (es el lienzo donde pinta el pintor) en blanco. Así deberíamos comenzar cada día sin presiones, sin la carga de algo anterior.
Pensando en eso creo que la vida nos hace un gran regalo, el que tiene preparado para nosotros siempre… Siempre a nuestra disposición…

Y es el REGALO DE VOLVER A COMENZAR.


Cuando no estamos felices, cuando no nos sentimos libres, cuando sentimos que estamos viviendo la vida de alguien más, es momento de que tomemos ese regalo y no tengamos miedo de abrirlo.

No vamos a perder más de lo que ganamos.
Por ahí perdemos la vida que teníamos que no nos gustaba, pero nos abrimos al campo de las infinitas posibilidades, empezando a crear nuestra vida como si fuera nuestra propia obra.

Comenzar a ser los protagonistas que merecemos ser es un valor que no tiene precio.

Desde que hice el cambio, comencé a viajar, hacer largos viajes por lugares lejanos, estudié en India, Tailandia, Japón, Brasil y mucho más. Viví grandes experiencias, algunas buenas y otras más o menos, y eso no lo cambio por nada.

Así que hoy escribo y re escribo mi vida como y cuando quiera, sabiendo que siempre puedo comenzar de nuevo.  Y lo mejor, lo que hoy me motiva es lo que me motivaba de adolescente, como cuando leía a Buscaglia. Leer, estudiar, formarme... para ayudar a otros a que logren el bienestar y el camino de sentirse bien con lo que son y animarse a ir por aquello que quieran.

Gracias por leerme y espero que algo de esto te motive a seguir moviéndote!

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Categorías: : Autoconocimiento, Crecimiento personal, Meditación

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